jueves, 18 de abril de 2013

De los sinsabores de los españoles contra los Querandíes


Memorias del viaje de Ulrico Schmidl con Pedro de Mendoza 1530 aprox.


Y cuando nosotros quisimos atacarlos se defendieron ellos de tal manera que ese día tuvimos que hacer bastante con ellos; mataron ellos a nuestro capitán don Diego Mendoza y junto con él a seis hidalgos de a caballo, también mataron a tiros alrededor de veinte infantes nuestros y por el lado se los indios sucumbieron alrededor de 1000 hombres; más bien más que menos; y se han defendido muy valientemente contra nosotros, como bien lo hemos experimentado.

Dichos Querandís tienen para arma unos arcos de mano y dardos; éstos son hechos como medias lanzas y adelante en la punta tienen un filo hecho de pedernal. Y también tienen una bola de piedra y colocada en ella un largo cordel al igual como una bola de plomo en Alemania. Ellos tiran esta bola alrededor de las patas de un caballo o de un venado que tiene que caer; así con esta bola se ha dado muerte a nuestro sobredicho capitán y sus hidalgos pues yo mismo lo he visto; también a nuestros infantes se los ha muerto con los susodichos dardos.

Dios el Todopoderoso nos dio su gracia divina que nosotros vencimos a los sobredichos Querandís y ocupamos su lugar; pero de los indios no pudimos apresar ninguno. En la sobredicha localidad los Querandís habían hecho huir sus mujeres e hijos antes de que nosotros los atacamos. Y en la localidad no hallamos nada fuera de cuero curtido corambre sobado de nutrias u Otter, como se las llama y mucho pescado y harina de pescado, también manteca de pescado. Allí permanecimos tres días; después retornamos a nuestro real y dejamos unos cien hombres de nuestra gente; pues hay buenas aguas de pesca en ese mismo paraje, también hicimos pescar con las redes de ellos para que sacaran peces a fin de mantener la gente pues no se daba más de seis medias onzas de harina de grano todos los dias y tras el tercer dia se agregaba un pescado a su comida. Y la pesca duró dos meses y quien quería comer un pescado tenía que andar las cuatro leguas de camino en su busca.


Capítulo 9

Después que nosotros vinimos de nuevo a nuestro real, se repartió toda la gente; la que era para la guerra se empleó en la guerra; y la que era para el trabajo se empleó en el trabajo. Allí se levantó un asiento y una casa fuerte para nuestro capitán general don Pedro Mendoza y un muro de tierra en derredor de la ciudad de una altura hasta donde uno puede alcanzar con un florete. Este muro era de tres pies de ancho y lo que se levantaba hoy se venía mañana de nuevo al suelo; a más la gente no tenía qué comer y se moría de hambre y padecía gran escasez, al extremo de que los caballos no daban servicio. Fue tal la pena y el desastre del hambre que no bastaron ratones, ni ratas ni víboras ni otras sabandijas; también los zapatos y cueros, todo tuvo que ser comido.

Sucedió que tres españoles habían hurtado un caballo y se lo comieron a escondidas; y esto se supo; así se los prendió y se los dio tormento para que confesaran tal hecho. Entonces fue pronunciada la sentencia que a los tres susodichos españoles se los condenara y ajusticiara y se los colgara en una horca. Así se cumplió esto y se los colgó en una horca. Ni bien se los había ajusticiado y cada cual se fue a su casa y se hizo noche, aconteció en la misma noche por parte de otros españoles que ellos han cortado los muslos y los pedazos de carne del cuerpo y los han llevado a su alojamiento y comido. También ha ocurrido entonces que un español se ha comido su propio hermano que estaba muerto. Esto ha sucedido en el año de 1535 en nuestro día de Corpus Cristi en la sobredicha ciudad de Buenos Aires.


Capítulo 10

Como ahora nuestro capitán general don Pedro Mendoza juzgó que él no podía mantener su gente, ordenó y dispuso a sus capitanes que se hicieran cuatro bergantines; y pueden viajar cuarenta hombres en una tal barquilla y hay que moverlas a remo. Y cuando tales cuatro barcos que se llaman bergantines estuvieron aparejados y listos, junto con otras pequeñas barquillas a las cuales se las llama bateles o botes, de nanera que en total fueron siete barcos; cuando todos estos estuvieron aparejados, ordenó y mandó nuestro capitán general don Pedro Mendoza a sus capitanes que se convocara a la gente. Cuando esto ocurrió y la gente estuvo reunida, tomó nuestro capitán trescientos cincuenta hombres con sus arcabuces y ballestas y navegamos aguas arriba por el Paraná para buscar los indios para que nosotros pudiéramos lograr comida y bastimento. Pero cuando estos indios nos hubieron divisado, huyeron todos ante nosotros y no pudieron hacernos mayor bellaquería como la de quemar y destruir los alimentos; esto era su modo de guerra; así nosotros no tuvimos nada que comer ni mucho ni poco pues se le daba a cada uno tres medías onzas de pan en bizcocho en cada día. En este viaje murieron de hambre la mitad de nuestra gente. Así tuvimos que regresar, porque nada pudimos lograr en este viaje y estuvimos en andanzas por dos meses. Cuando vinimos de nuevo al lugar donde estaba nuestro capitán general el don Pedro Mendoza, hizo llamar él enseguida a nuestro capitán que había estado con nosotros en el viaje; éste se llamaba Jorge Luján. Entonces nuestro capitán general tomó relación del susodicho Jorge Luján de qué modo había ocurrido que se le hubiera muerto tanta gente. A esto él le respondió que él no había tenido comida alguna y que los indios habían huído todos, como vosotros lo habéis sabido muy bien más arriba.

lunes, 15 de abril de 2013

El fallo de Chile contra la Barrick "SI" afecta las actividades en Argentina


Como compadres de esquina que buscan disimular el efecto de la trompada recibida, el gobernador de San Juan, José Luis Gioja, y sus patrones de la Barrick Gold salieron a decir que el fallo de la Justicia chilena ordenando la suspensión de los trabajos en el complejo binacional Pacua-Lama no afectaba la operación megaminera en el lado argentino.
 “En Lama se sigue trabajando normalmente”, dijo Gioja en sintonía con la empresa canadiense.  Omitió recordar lo que resulta inocultable: el 75 por ciento del mineral se encuentra en Chile. Argentina pone –en cambio- el 90 por ciento del agua. Pascua y Lama están indisolublemente unidos. A tal punto que hubo que hacerles un exótico tratado binacional a medida, que firmaron los presidentes Carlos Menem y Eduardo Frei en 1997, amén de numerosos convenios parciales, como el acuerdo secreto que firmó el titular de Hacienda de la Argentina, Juan Carlos Pezoa con su similar chileno, para admitir precisamente que la mayor carga tributaria se aplicaría en Chile, porque este país aportaba tres cuartas partes del material.
Después de haberse llenado la boca con “el primer emprendimiento minero binacional de la Tierra”, ahora funcionarios y ejecutivos hablan de Lama, la parte argentina del complejo en la que se asienta –entre otras cosas- el temible dique de colas donde yacerá de regalo el barro cianurado. De Lama habla Gioja y de Lama habla el secretario de Minería de la Nación, el socio minoritario de Barrick, Jorge Mayoral, que dijo muy suelto de cuerpo: “Nada de lo que acontezca del otro lado va a afectar a Lama”.
Algo distinto piensan los que manejan el dinero, porque las acciones de Barrick Gold en Wall Street se derrumbaron en más de un ocho por ciento el jueves 11 de abril. Ese mismo día cayeron 8,62 por ciento en el mercado de Toronto, sede de la megaminera.
Algo sabe de esto otro socio minoritario de Barrick y miembro de la Cámara Minera de San Juan, el geólogo Ricardo Martínez. Que encendió la alerta roja: “Es imposible que Lama (ubicada en San Juan) se desarrolle sin Pascua, porque a mediados de 2014 está previsto comenzar con la explotación minera del lado chileno, la del lado argentino está recién para el 2015. Nunca fue previsto un desarrollo individual del proyecto, sino conjunto; y esto va a retrasar aún más la etapa de producción”. Luego, sorpresivamente cargó contra un comprovinciano de su mismo bando, el secretario de Minería Mayoral: “Lamentablemente, nuestro secretario de Minería vuelve a renegar de su profesión (geólogo). Es imposible que ocurra lo que plantea Mayoral. Son menores las reservas en Argentina que del lado chileno”.   
La causa es, obviamente, el fallo ejemplar de la Corte de Apelaciones de Copiapó, en el desértico norte chileno, que vino a darles la razón a los regantes del Valle de Huasco. En este caso particular, a miembros de la etnia diaguita.
Ese fallo, que para Barrick y sus funcionarios a sueldo es provisorio, tiene implicaciones decisivas para Argentina, el único país de la tierra que cuenta con una ley de protección a los glaciares y las áreas periglaciales, porque se fundamenta –precisamente- en “la destrucción de glaciares y la contaminación de recursos hídricos”.
La Justicia chilena viene a confirmar lo que sostuve cuando presenté y defendí la ley de glaciares en la Cámara de Diputados y luego en mi libro El Mal. El Modelo K y la Barrick Gold, amos y servidores en el saqueo de la Argentina: que la empresa había mentido en su estudio de impacto ambiental y estaba operando sobre glaciares y áreas periglaciales. La Corte de Copiapó viene a demostrar que las medidas cautelares solicitadas a la Corte Suprema de Argentina por la Barrick Gold eran una confesión indirecta de que para llevar a cabo su emprendimiento necesitaban destruir estas vitales fuentes de agua, que nacen en la Cordillera de los Andes pero discurren por todo nuestro territorio.
Demuestra que el amparo interpuesto originalmente ante el juez federal de San Juan, Miguel Gálvez, constituía una sucia treta para secuestrar la ley de glaciares en el territorio de San Juan. Objetivo que lograron durante meses, hasta que la Corte Suprema puso fin a esta cautelar que el gobierno de Cristina Kirchner –tan enemigo en apariencia de las chicanas judiciales- no consideró en modo alguno nociva. Porque ya se sabe: hay cautelares buenas y cautelares malas.
Los jueces chilenos acogieron el recurso judicial presentado por la comunidad diaguita a través de su abogado Lorenzo Soto, recordando la serie de sanciones y apercibimientos que la autoridad administrativa le aplicó a  Minera Nevada SPA (el nombre legal de Barrick en Chile), por graves irregularidades en el manejo del medio ambiente.
En octubre pasado, el Servicio Nacional de Geología y Minería (SERNAGEOMIN) dispuso el cierre temporal de las operaciones de perforación, tronadura, remoción de tierras y vaciado en botadero de estériles de Pascua Lama.
En noviembre de 2012, el SERNAGEOMIN obligó a la minera a suspender tareas de excavación ante un exceso de material fino en suspensión que representaba un riesgo para la salud de los trabajadores.
En marzo de este año, Barrick fue multada varias veces, hasta sumar 258 mil dólares, por el Servicio de Evaluación Ambiental de la región chilena de Atacama. Entre otras causas,  por incumplimientos en su plan de monitoreo de glaciares.
En abril, la Superintendencia de Medio Ambiente (SMA) de Chile acusó a la empresa de no haber construido canales perimetrales que permitan el manejo de ácidos de su depósito de estériles.
Lo que se llama un buen prontuario.
Es difícil trasladar la alegría al futuro y no pensar en todas las trampas que llevará a cabo el mayor productor de oro del mundo. Al cabo, aquel ambicioso proyecto binacional que empezó con una nada desdeñable inversión de tres mil millones de dólares se ha triplicado. ¿Podrá una corte provincial de Chile frenar un gigante que ya se calcula en nueve mil millones de dólares?
Ojalá. Compartimos el júbilo y la cautela de las organizaciones de regantes del Valle de Huasco ante la histórica medida judicial, que demuestra lo obvio: “No se puede trabajar en un ecosistema glaciar sin dañarlo”.
Sus advertencias respecto de posibles propósitos subalternos del abogado de los diaguitas Lorenzo Soto: “Si sus acciones pretenden conducir hacia compensaciones económicas, reiteramos que para nosotros el agua vale más que el oro y que no estamos dispuestos a negociar la afectación de nuestras reservas hídricas”.
Pero, sobre todo, hacemos nuestro el principal reclamo, que vale para Pascua y para Lama, para Chile y Argentina: “Exigimos la revocación definitiva del permiso ambiental de Pascua Lama, debido a la enorme cantidad de antecedentes nefastos que acumula este proyecto, que pone en cuestión la sustentabilidad de nuestra cuenca y de la cuenca de San Juan por el lado argentino”.

A travéz del blog de miguel bonasso  http://bonasso-elmal.blogspot.com.ar/

miércoles, 10 de abril de 2013

Repasando un poco de historia...

Sobre la Conquista y colonización de nuestro territorio argentino, según las crónicas de Ulrico Shmidl que viajara con Pedro de Mendoza en 1534.




Capítulo 6

Desde allí zarpamos hacia el Río de la Plata y hemos venido a un río dulce que se llama Paraná-Guazú y es extenso en la embocadura donde se deja el mar, y este río tiene una anchura de cuarenta y dos leguas de camino; desde Río de Janeiro hasta este río Paraná-Guazú son quinientas leguas. Allí dimos en un puerto que se llama San Gabriel; donde los catorce barcos, echaron anclas en este río Paraná. De inmediato ha ordenado y dispuesto nuestro general don Pedro Mendoza con los marineros que las pequeñas esquifes se condujeron a tierra la gente que se hallaba en los barcos grandes pues los barcos grandes sólo podían llegar a una distancia de un tiro de arcabuz de la tierra, por eso se tienen las pequeñas esquifes; a éstas se les llama bateles o botes.

Hemos desembarcado en el día de Todos los Tres Reyes en 1535 en el Río de la Plata; allí hemos encontrado un lugar de indios que se llaman los indios Charrúas y son ellos allí y eran alrededor de dos mil hombres hechos; éstos no tienen otra cosa que comer que pescado y carne. Éstos han abandonado el lugar y han huído con sus mujeres e hijos de modo que no pudimos hallarlos. El puerto donde están los barcos se llama San Gabriel. Éstos indios andan desnudos, pero las mujeres tienen un pequeño trapo hecho de algodón, esto lo tienen delante de sus partes desde el ombligo hasta las rodillas. Ahora mandó el don Pedro Mendoza a sus capitanes que se reembarcara a la gente en los barcos y se la pusiera o condujera al otro lado del río Paraná pues en este lugar la anchura del Parara no es más ancha que ocho leguas de camino.


Capítulo 7

Allí hemos levantado un asiento, que llamamos Buenos Aires; esto, dicho en alemán, es: buen viento. También hemos traído desde España sobre los sobredichos catorce barcos setenta y dos caballos y yeguas y han llegado al susodicho asiento de Buenos Aires; ahí hemos encontrado un lugar de indios los cuales se han llamado Querandís; ellos han sido alrededor de tres mil hombres formados con sus mujeres e hijos y nos han traído pescados y carne para comer. También estas mujeres tienen un pequeño paño de algodón delante de sus partes. En cuanto a estos susodichos Querandís no tienen un paradero propio en el país; vagan por la tierra al igual que aquí en los países alemanes los gitanos. Cuando estos indios Querandís se van tierra adentro para el verano sucede que en muchas ocasiones hallan seco a todo el país por treinta leguas de camino y no se encuentra agua alguna para beber; y cuando acaso agarran o asaetan un venado u otra salvajina, juntan la sangre de éstas y la beben. También en casos buscan una raíz que se llama cardo y entonces la comen por la sed; cuando los susodichos Querandís no quieren morirse de sed y no hallan agua en el pago, beben esta sangre. Pero si acaso alguien piensa que la beben diariamente, esto no lo hacen y así lo dejo dicho en forma clara.

Los susodichos Querandís nos han traído diariamente al real durante catorce días su escasez en pescado y carne y sólo fallaron un día en que no nos trajeron que comer. Entonces nuestro general don Pedro Mendoza envió en seguida un alcalde de nombre Juan Pavón y con él dos peones; pues estos susodichos indios estaban a cuatro leguas de nuestro real. Cuando él llegó donde aquéllos estaban, se condujo de un modo tal con los indios que ellos, el alcalde y los dos peones, fueron bien apaleados y después dejaron volver los cristianos a nuestro real. Cuando el dicho alcalde tornó al real, metió tanto alboroto que el capitán general don Pedro Mendoza envió a su hermano carnal don Jorge [Diego] Mendoza con trescientos lansquenetes y treinta caballos bien pertrechados; yo en esto he estado presente. Entonces dispuso y mandó nuestro capitán general don Pedro Mendoza a su hermano don Diego Mendoza, que él junto con nosotros diere muerte y cautivara o apresara a los nombrados Querandís y ocupara su lugar. Cuando llegamos allí sumaban los indios unos cuatro mil hombres pues habían convocado a sus amigos.

martes, 9 de abril de 2013

Sobre la necesidad de la investigación indigenista


Aquí les ofrecemos una cita del libro Geocultura de Córdoba, que compila seis obras del precursor del trabajo arqueológico y etnohistórico en la provincia de Córdoba, Ingeniero Aníbal Montes...

una pequeña introducción para reflexionar sobre el 19 de Abril

No tratamos en este estudio el caso de ese erróneamente llamado indigenismo, que se refiere a la protección de las comunidades indígenas de existencia actual.
Esto debe seguir, como lo reconoce la respectiva reglamentación estatal, bajo la denominación de servicio de Protección al Indio.
Nuestro indigenismo se refiere al estudio, comentario y divulgación del conocimiento histórico, de lo que era lo autóctono americano en el momento de la conquista española y de cómo ello ha seguido actuando en el alma de hispano América y perdura en nosotros mismos a través de las generaciones.
Nosotros estudiamos al autóctono americano y pretendemos investigar su influencia ancestral en nuestra propia alma, a través de las centurias, aplicando el mismo concepto histórico que tenían los hombres que, con el General San Martín a la  cabeza, redactaron el Prospecto e hicieron en el año 1814 la tentativa de reeditar la obra del Inca Garcilaso de la Vega que por expresa disposición de la Corona española había sido suprimida del conocimiento público y colocada en la expurgatorio inquisitorial, a la par de los libros heréticos.
(...)
Y explica Ricardo Rojas:
“El libro de Garcilaso era peligroso, precisamente porque creaba tal estado de alma en los hijos de españoles, refundiendo a criollos e indios en el crisol de una nueva conciencia histórica hecha de sentimientos nativistas e ideas libertadoras”.
Y nosotros podemos agregar modestamente: nuestro indigenismo tiende precisamente al conocimiento de la verdad histórica de lo autóctono americano, con el objeto de levantar la lápida de la ignominia con que se pretendió sepultarlo en el olvido y para probar que lo autóctono americano se ha conservado en el fondo de la conciencia criolla, allí donde una gota de sangre autóctona circula en las venas de un americano.
Y podemos agregar también, que nuestra investigación indigenista busca la prueba documental indiscutible de que la sangre de la PachaMama está presente en torrente circulatorio de las viejas familias criollas, pese a su apellido hispánico.  Debiendo agregar que este es un problema especial, concerniente a las provincias del interior argentino, no constituyendo tal problema para los directos descendientes del Tawantisuyo, donde la verdad es tan evidente que no necesita demostración.  Como no la necesita en otros Estados americanos donde ha perdurado la raza indígena pura.

Cita del libro "Geocultura de Córdoba - Aníbal Montes, pensamiento e investigación". Capítulo "Reflexiones sobre el indigenismo" - Págs. 146 y 148